sábado, 10 de febrero de 2018





¿Qué es el liberalismo?
El liberalismo o pensamiento liberal es una doctrina de filosofía política cuyo aspecto fundamental es la defensa de la libertad individual y de las iniciativas privadas, limitando así las potestades del Estado y sus poderes públicos en el ejercicio social, económico y cultural de las sociedades.
El liberalismo es un modelo de pensamiento opuesto a los absolutismos, conservadurismos y despotismos ilustrados, defendiendo las libertades civiles y económicas como fundamento del Estado de derecho y del pacto de convivencia social. En ese sentido, fue indispensable para la formación del pensamiento democrático y para la separación de poderes, fundamentales hoy en día en el orden republicano.
Las democracias inspiradas en los ideales liberales predominaron en Occidente desde sus inicios en el siglo XVIII, cuando se puso un coto al absolutismo heredado de las épocas feudales y se supeditó el poder del Estado a las leyes de una Constitución.
Sin embargo, durante la segunda mitad del siglo XX las corrientes liberales abogaron por el libre mercado económico y por el ascenso del capitalismo, por lo que han sido normalmente asociadas a los sectores derechistas (conservadores) de la sociedad.

No obstante, existen liberalismos de diverso signo político y distintas aspiraciones económicas y sociales.


Origen

El uso de liberalismo proviene de la obra del médico y filósofo inglés John Locke (1632-1704), primero en la historia en desarrollar una filosofía propiamente liberal, consagrando la propiedad privada como un derecho y el consentimiento de los gobernados como un principio fundamental. A esa primera doctrina se la conoce como “liberalismo clásico”, para distinguirla de las corrientes que vinieron después.

Pilares fundamentales
Los preceptos fundamentales del liberalismo son:
  • Los seres humanos son entes racionales. Y como tal poseen derechos inalienables y la capacidad de elegir por sí mismos. Esto se traduce en el derecho de llevar la vida privada tal y como lo prefieran, amparados en los tres “derechos naturales” de Locke: vida, libertad y propiedad privada.
  • Los gobernados deben consentir el mando. Es decir, los ciudadanos tienen el derecho a decidir cómo son gobernados sin que ello influya en sus asuntos privados, y la autoridad política no será sino el consenso mayoritario al respecto.
  • El estado de derecho. Garantiza la igualdad ante la ley tanto de gobernantes como gobernados, de manera que nadie pueda usar el poder para violentar las reglas del juego político.
Libertades individuales
Para el liberalismo la libertad es uno de los ejes primordiales de la vida política, lo cual implica diversos aspectos sociales y culturales, como la libertad de culto, la libertad de pensamiento, de expresión, de asociación y de prensa, cuyos límites han de ser, justamente, las libertades ajenas al individuo. Es decir: somos libres de hacer lo que queramos sin violentar los derechos de los demás.

El individualismo
El liberalismo antepone los derechos y libertades individuales por encima de los colectivos, dado que considera al individuo como persona única, primordial y en pleno ejercicio de sus libertades propias.

La propiedad privada
Otro precepto fundamental del liberalismo es la propiedad privada, como un derecho que debe ser garantizado por la ley y cuya transmisión o intercambio debe estar sujeta a leyes y ordenamientos públicos.

Los códigos legales
Los distintos aspectos sociales y económicos de la vida, según el liberalismo, deben regularse mediante ordenanzas, códigos, leyes y otros textos de índole jurídica y legal que sean de aceptación común y que se obedezcan en todos los casos posibles sin distinción. Los conflictos y las interpretaciones corresponderán, en ese sentido, a las asambleas, congresos e instituciones pertinentes.

Tipos de liberalismo
Comúnmente se considera el liberalismo en base a dos aspectos separados:
  • Social. El liberalismo social aplica a la vida política de los individuos, poniéndole coto a los poderes del Estado en su eventual intromisión en la vida privada de las personas, desde la no regulación del matrimonio hasta la liberalización de la educación. Existen diversas corrientes con puntos de vista respecto a cada tema.
  • Económico. El liberalismo económico tiene que ver en cambio con el desarrollo material de los individuos, el cual corresponde a la iniciativa privada y libre, con la menor cantidad de intromisiones estatales posibles, como impuestos, regulaciones, etc.
    Es por tanto la base de la democracia actual, que si bien es cierto en cada país del mundo puede tener diferentes matices, todas se rigen por un factor común, mayor libertad para el pueblo. El resultado de un largo camino que se originó con varios hechos acontecidos durante los siglos XVIII y XIX. Hechos que desembocaron en un cambio radical de la manera de proceder, enterrando así el viejo régimen feudal y el absolutismo más rancio.

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    El liberalismo es por tanto la base de la democracia actual, que si bien es cierto en cada país del mundo puede tener diferentes matices, todas se rigen por un factor común, mayor libertad para el pueblo. El resultado de un largo camino que se originó con varios hechos acontecidos durante los siglos XVIII y XIX. Hechos que desembocaron en un cambio radical de la manera de proceder, enterrando así el viejo régimen feudal y el absolutismo más rancio.

martes, 6 de febrero de 2018


 EL RENACIMIENTO


El Renacimiento fue un movimiento cultural europeo que llegó a su apogeo en España en el siglo XVI. Junto con el Barroco del siglo XVII, el Renacimiento produjo un esplendor en las artes y ciencias nunca igualado, lo que hoy conocemos como el Siglo de Oro. El Renacimiento se caracteriza por un renovado interés en el mundo grecolatino, y por ende el Humanismo. En contraste con el teocentrismo de la Edad Media, predomina el antropocentrismo, el optimismo, la secularización, la curiosidad científica, la confianza en la razón y la exaltación de la naturaleza de este mundo.
Temas del Renacimiento
Beatus ille: alabanza de la vida sencilla y del campo, ajena de la ciudad y las ambiciones del mundo.
Carpe diem: gozar de la vida, del presente y de la juventud antes de que lleguen la vejez y la muerte.
Locus amoenus: lugar idealizado del campo que propicia la reflexión sobre el amor y la unión con la naturaleza.
Tempus fugit: el tiempo se escapa.
La prosa del Renacimiento
Durante esta etapa abundan varios subgéneros narrativos, como la novela pastoril, la novela bizantina, la novela morisca y el libro de caballerías. Este último fue parodiado por Miguel de Cervantes Saavedra cuando escribió su obra maestra Don Quijote de la Mancha (1605 y 1615), la primera novela moderna y un claro ejemplo del Humanismo renacentista, pero con rasgos barrocos. De este periodo, también destaca Lazarillo de Tormes, la primera novela picaresca.
La poesía del Renacimiento
Garcilaso de la Vega encarna el ideal hombre renacentista por ser soldado y también poeta. En sus poemas aparecen carpe diem, el amor idealizado, y una clara influencia del poeta italiano Petrarca. Otro caballero poeta influido por la lírica italiana es Juan Boscán. Como Garcilaso, Boscán emplea el endecasílabo, tan característico del siglo XVI. La poesía ascética y mística es otra corriente de la poesía renacentista. Sus exponentes principales son Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y Fray Luis de León.
El teatro del Renacimiento
Si bien generalmente se considera prerrenacentista, La Celestina (1499) de Fernando de Rojas es una de las obras más importantes de la literatura española.
Esta tragicomedia humanística, que tiene sus raíces en la comedia latina, refleja la transición de la Edad Media al Renacimiento, dado que sus personajes viven en un mundo en crisis, donde los valores medievales se están desintegrando. Otro dramaturgo importante de esta época es Lope de Rueda, quien además de ser actor profesional, escribió comedias, farsas y entremeses.


El Renacimiento fue un período de la historia en el que se iba dejando atrás la Edad Media, para dar comienzo a lo que se conoció luego como era Moderna. Sin duda fue este un cambio muy profundo y complejo, que trascendió a todos los órdenes de la vida, de modo que significó mucho más que un movimiento artístico o cultural, como a veces se cree. No fue esta una ruptura brusca, sino un paso gradual de una sociedad feudal basada en la actividad agraria a una sociedad mercantil y apoyada en el valor de la Nación.
El Renacimiento tuvo como claros exponentes a artistas como Botticelli, Tiziano, Rafael o Da Vinci (pintura), y escritores como Alighieri Petrarca, Bocaccio, Shakespeare, Rabelais y Garcilaso de la Vega (Representantes del Renacimiento).


 


Encontramos que la estética renacentista valora las formas equilibradas y armónicas, y la idealización de la realidad. Además, surge un nuevo prototipo del caballero: ya no basta ser experto en las armas, como en la Edad Media, sino también en las letras y artes. Es guerrero y a la vez poeta.